a) Domingo Delgado (2002), señala que "son cinco las razones que justifican
el cambiar a un esquema de gestión por competencias", a saber:
- La gestión
por competencias alinea la gestión del talento humano a la estrategia de
la organización (aumenta su capacidad de respuesta ante nuevas exigencias
del mercado).
- Las
competencias son las unidades de conocimiento que permiten operacionalizar
la administración del capital humano.
- La
administración adecuada de los activos que suponen las competencias,
asegura el sostén de las ventajas competitivas de la empresa.
- Los puestos,
cargos, roles o posiciones se diseñan partiendo de las competencias que se
requieren para que los procesos alcancen el máximo desempeño.
- El aporte de
valor agregado vía competencias, puede ser cuantificado incluso en
términos monetarios.
b) Fundación Chile/Consejo Minero (2001), por su parte
señala que, "son cinco los
motivadores para la implantación de un sistema de gestión por
competencias", a saber:
- Necesidad de generar talento: En un mercado con fuerza laboral escasa en competencias, la
empresa requiere de mecanismos que le permitan desarrollar eficientemente
las capacidades de sus empleados.
- Necesidad de atraer y retener el talento: Organizaciones con pocos niveles jerárquicos producen un
estancamiento de la fuerza laboral interna, dejando la empresa de ser
atractiva para los jóvenes talentos.
La gestión por competencias permite atraer y retener el
talento sin aumentar significativamente los costos laborales, a través de
ofrecer desarrollo y carrera laboral.
- Necesidad de generar cambio: La gestión por competencias puede ser una herramienta eficaz en
la búsqueda por cambiar conductas que se adapten a nuevas tecnologías y
formas de hacer las cosas.
- Necesidad de alcanzar metas productivas: La gestión por competencias permite alinear a la organización
tras objetivos claros y percibidos a nivel del desempeño individual como
seguridad, costos, productividad y calidad.
- Necesidad de ser más flexibles: La gestión por competencias permite establecer una lógica de
desarrollo más orientada a la multifuncionalidad de los trabajadores,
permitiendo a la empresa ser más flexible en la búsqueda de sus objetivos.
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